Volvieron la mente y pese a todo…
He cerrado la tapa de “El Aoiz de entonces”. He cerrado los ojos y sonriendo he llorado. Es una despedida con nostalgia que siempre podré retomar. Todo corazón tiene momentos que necesita melancolía en la intimidad. Este libro abre la entrada a ese espacio donde se ve lo más interno de uno mismo. Aquí es donde quiero buscar el espíritu de un pueblo al que la modernidad ha transformado, pero que sostiene como nervio fundamental el alma verdadera y que afecta al encontrarlo.
Impresionante el trabajo realizado por los que nos habéis emocionado hasta gastarnos las propias miradas en el pasado. No es posible siquiera iniciar “El Aoiz de entonces” sin poseer almas repletas de pasión por una villa que tiene aliento propio, que se realimenta con el vigor recóndito de sus gentes. Muestra de ello son esas personas que os han dado el corazón que les pedíais, retratándonoslo en una pantalla con una intimidad y desnudez tal que nos desnudamos con ellos sin pudor. Ellos con nosotros y nosotros con ellos. Eso es Aoiz. Hemos visto la simpatía en el rictus cuando los personajes cerraban el presente abriendo la puerta de su infancia y sonreían con la vista en la cara de su madre, padre o amigos; y la zozobra cuando volvían la mente y les costaba decir las palabras: guerra y hambre; y cuando muertes y vidas, trabajos, sudores y alegrías resignaban la impotencia del inapelable pasado. Volvieron la mente y pese a todo repitieron: “fuimos felices”. ¡Qué grande es la balanza de la vida! No duele el dolor sino la no felicidad. Esa posesión personal del bien definitivo emergida de lo recordado y no de lo olvidado es lo que nos habéis enseñado con tanta profesionalidad y tesón. Los rostros de cerca con la mirada perdida, sacando de lo escondido los hechos, nos han dado la visión de conductas y maneras que han creado este pueblo.
Quiero coger esta corriente de alta implicación popular. Adoro la posición de la gente que ama a un pueblo y que ha sido capaz de guardar este patrimonio con el único beneficio de contribuir, de engrosar, con afecto, la vida de Aoiz.
Sandua