Colaboración pública-privada para mejorar el diagnóstico precoz y el tratamiento del paciente cardiorrenal

“Llevo 32 años de enfermo renal crónico. Desde 1988 a 1995 estuve en diálisis en la CUN. Ese año me trasplantaron el riñón de un hermano, injerto que me ha durado 23 años, hasta hace año y medio. Durante ese tiempo, estuve viviendo bastante bien, teniendo mejor calidad de vida que ahora, que estoy otra vez haciendo diálisis. Todos estos años el estar tres días a la semana cuatro horas en la máquina, pues cansa, agota mucho”, explica Isidro Otano Remiro, paciente de Nefrología que también sufre problemas cardíacos y que, al igual que su compañero, no dudó ni un segundo cuando le propusieron colaborar en este estudio porque, aunque “igual a nosotros no nos puede ayudar, porque somos mayores, pero sí lo puede hacer a los pacientes venideros”. Natural de Aoiz, con 72 años y en lista de espera para un trasplante de riñón, Isidro reconoce la pérdida de calidad de vida que ha sufrido con la enfermedad: “Yo de estar haciendo deporte, trabajando, tuve que dejar de trabajar, no sales tanto con los amigos como antes…”. No obstante, comenta que la situación mejoró algo con el trasplante.

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