“Gracias por acogernos, Navarra”

Komunikabidea: Diario de Noticias

El grupo de chicos que ayer se sumó a animar las calles de Pamplona para mostrar su gratitud por la acogida. (Javier Bergasa)

Ritmo sincopado o a contratiempo de un tambor, sonido suave de una caja y muchos, muchos golpes al unísono de baquetas daban como resultado, ayer en las calles de Pamplona, una festiva fusión de compases bereberes, ghaneses, argelinos, pamploneses y agoizkos. Ayer en una esquina de Mercaderes -entre el paso de los gigantes y de mozos en carrera, esta vez hacia el vermú- un grupo de menas (menores extranjeros no acompañados), que residen en Pamplona desde abril, se sumaban activamente a la fiesta al crear la que han llamado burrumbada.

“Participar con música en Sanfermines es una manera de agradecer la acogida a Navarra”, cuenta Iñaki Antolín, trabajador social en la UTE Zakan, y el promotor de la idea. Esta especie de batukada está formada por chicos de entre 16 y 17 años que han vivido, hasta llegar a Pamplona, situaciones “muy duras, desde el fallecimiento de familiares ante sus ojos hasta torturas al huir de su país o haber caído en manos de mafias”, relata Antolín.

La música genera camaradería, crea lazos y disfruta quien la produce y quien la escucha, comenta el trabajador social. Por ello, este argentino y agoizko de adopción, con sus conocimientos de batería y con la idea de la Agoizko Burrunba (grupo de percusión de Aoiz creado en 2003) en su cabeza, hace unas semanas propuso a los chicos con los que trabaja (todos menas) añadir más música en Sanfermines. De este modo, después de sólo tres ensayos conjuntos la semana pasada, formaron esta banda y el martes 9 por la tarde salieron a animar la calle Mercaderes, donde paseantes, juerguistas y familias se detenían, aplaudían y bailaban. Y ayer, jueves 11, repitieron acción por la mañana: con más ritmo, más baile y estando más seguros y coordinados.

PARTE DE UN PROYECTO. La UTE Zakan (integrada por Kamira, Navarra;Agi-tzain, Bizkaia, y Zabaldu, Gipuzkoa) promueve el proyecto en el que se acoge a estos chavales menores, conocidos como menas, que han huido de su país por razones económicas o relativas a derechos humanos. “Estos chicos son parte de la población navarra del futuro”, señala Antolín. Así, bajo supervisión de un equipo de educadores, trabajadores sociales y psicólogas, dentro de un programa piloto subvencionado por Gobierno de Navarra, se les acoge en pisos supervisados, reciben clases de castellano y de FP y se organiza “un acompañamiento para generarles autonomía y ayuda legal y emocional en todo lo que se pueda”, resume Antolín.

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