El último día de sus fiestas, Aoiz se lo dedicó a sus mayores, a los de la villa y a los de la residencia de la tercera edad, que disfrutaron de uno de los días más esperados del año.
Con misa y ofrenda a San Miguel, degustaron después el habitual aperitivo amenizado por la Txaranga Iraunkorrak y el grupo de Guitarras Bilaketa, en el parque de Navarra. Acto seguido, fueron a llevar la fiesta a los residentes: corporativos, miembros de la junta de los jubilados, de la local y de las invitadas, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, con los gaiteros de Milaur y los tolosarras Iraunkorrak, que les brindaron una mañana especial.
La comida de mayores, posteriormente, reunió a 130 comensales de la villa y de las asociaciones invitadas: Lumbier, Monreal, Sangüesa, Roncesvalles y Estella.
DESPEDIDA. El presidente de los jubilados de Aoiz, Salvador Rubín, fue uno de los primeros en anudar su pañuelo en la puerta del bar El Txe, cuyo propietario, Patxi Blasco, falleció ayer a la edad de 55 años. “Era muy querido en el pueblo y la gente lo va a sentir mucho”, dijo.
A lo largo de la mañana se fueron sumando otros pañuelos de cuadrillas y flores. “Se nota mucho en el ambiente del pueblo, que ha estado muy pendiente de su enfermedad. Han sido 20 años detrás de la barra, siempre amable, y deja un gran vacío en la plaza de Mendiburua”, declaraba el alcalde, Unai Lako, apenado en el triste final de unas “extraordinarias fiestas”.
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