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Irene y David Gutierrez, hermanos y dueños de Panakery, elaboran todos los productos a mano y con ingredientes ecológicos. (UNAI BEROIZ)

Hace una semana David e Irene Gutiérrez abrieron las puertas de Panakery, una cafetería-panadería situada en el número 74 de la calle Bardenas Reales, de Sarriguren.

Largas horas de trabajo, mucha ilusión y algo de incertidumbre han alumbrado un espacio muy acogedor con un obrador y un gran ventanal que da a la calle. En el aire flota un agradable aroma a pan recién hecho que invita a sentarse y tomarse un café con un trozo de tarta de manzana o un cupcake de chocolate con frambuesa.

“No nos esperábamos una acogida así. Sabíamos que aquí estaba nuestro público, familias con niños interesadas en cuidarse y dar lo mejor a sus hijos, pero no esperábamos algo tan fuerte”, explicó David, aún abrumado al recordar la cantidad de gente que ha acudido a lo largo de la semana.

“El primer día hornée 50 panes y para las 12 horas de la mañana no quedaba ninguno. Al día siguiente hice el doble y ocurrió lo mismo, y al tercero, que aún hice más, se acabaron para la tarde”, comentó orgulloso, mientras su hermana Irene sonreía.

Además de la excelente calidad de los productos, el trato al cliente también es un motivo para acudir a Panakery. “Nos gusta hablar un poco con cada cliente, y a la gente no le importa esperar un poco”, señaló Irene.

La oferta de Panakery es muy variada, y se puede elegir entre diversos productos artesanos.

Por un lado, hay cuatro tipos de pan. Tres de ellos hechos con trigo (blanco, semiintegral e integral) y un cuarto de centeno con pasas y nueces. El encargado de hacerlos es David, que cada mañana entra a las 5.30 horas para preparar los panes, con masa madre casera y empezar a hornear las primeras remesas.

“Para preparar los panes uso ingredientes ecológicos, aunque el producto como tal no lleve la etiqueta”, explicó David.

El precio del pan ronda los tres euros, dependiendo del tipo, pero “hay que tener en cuenta que pesan 700 gramos, mientras que una barra de pan normal pesa 300. Además, aguantan dos o tres días sin problema y, en el caso del de centeno, hasta una semana”. En cualquier caso, es importante conservar el pan adecuadamente, y lo mejor sería envolverlo en un trapo y cortar solo lo que se vaya a consumir.

REPOSTERÍA. Sin embargo, el pan no es el único producto de la cafetería-panadería. La repostería artesana de Irene, a pesar de que lleva poco tiempo en el mercado, ya cuenta con muchos adeptos. “Por el momento hago pasteles, brownies, magdalenas, cupcakes… Y es probable que en un futuro haga galletas”, comentó la repostera mientras sacaba del horno una tarta irlandesa de manzana.

Al igual que en el caso del pan, Irene también trata de utilizar solo productos ecológicos. Además, sus recetas son más saludables que las convencionales porque son bajas en azúcar. “A mí me gusta el azúcar, pero muchas de las recetas tenían demasiado. Esto lo hacen porque cuanto más azúcar llevan, más tiempo se conservan. Pero como aquí la idea es hacer las cosas diariamente no tenía sentido hacerlo así, por lo que les he reducido el azúcar al mínimo para que sepan dulces”, explicó con una sonrisa.

Y como tan ricos postres merecen de un buen acompañamiento, en Panakery se pueden encontrar una gran variedad de batidos naturales, cafés arábicos, zumos recién exprimidos, infusiones, como el té moruno con hierbabuena, o limonada casera. “Aquí no tenemos Coca-Cola ni Kas. En un primer momento nos daba miedo no servir esto. Pero a la gente le gusta la idea, se sonríen como pensando en que la limonada que van a tomar está hecha en el momento”, apuntó Irene.

Komunikabidea: Diario de Noticias

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