La plaza de la Baja Navarra volvió a ser el escenario de la actuación de Agoizko Dantzari Taldea, que ayer sorprendió con el estreno del especial Zinta Dantza, que forma parte del conjunto de sus danzas nuevas, trabajo en el que están sumergidos desde hace varios años.
El baile lo protagonizaron ocho dantzaris del grupo de las mayores y se asemeja al más conocido, pero su peculiaridad consiste en trenzar cintas de colores de 14 metros en un palo de 5 metros, que se sujeta solo. “Se mantiene en pie con las propias cintas, mientras se baila a su alrededor una danza suave para no provocar su caída”. Así lo explicó Mikel Villanueva, quien añadió que, aunque es una pequeña parte de lo que les queda por hacer, el cuerpo les pedía estrenarlo. “Llevamos años trabajando nuestras danzas. Hemos recuperado el Paloteado, pero la mayor parte de las diez en las que hemos trabajado son danzas nuevas basadas en simbología de Aoiz, con sus personajes: femeninos, las pelaires. El trabajo incluye, por supuesto, las partituras de txistus y gaita y cuenta con el refuerzo de gaiteros de Pamplona.
El estreno del espectacular Zinta Dantza de ayer fue tan largo como aplaudido: siete minutos al ritmo marcado por los gaiteros de Lumbier con dos partes, pasacalles y vals. Villanueva, dantzari y monitor del nuevo grupo de txikis de seis años surgido este curso, comparte compromiso con Beatriz Zunzarren, cuyo hijo, Manex, también se forma. “Con ellos pasamos del centenar. Algunos somos padres y madres dantzaris que queremos asegurar nuestro relevo”, expresó.
Mientras, en la actuación, que duró cerca de noventa minutos, se repartieron el tradicional vino, chorizo y queso que el Ayuntamiento aporta cada año en este día. “Es una vieja costumbre que se hace desde siempre y yo, personalmente, desde hace 19 años”, declaró el empleado municipal Javier Mina. Hicieron 450 pinchos. Éxito redondo.
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