Estos días han sido de gran intensidad en Aoiz. Ya desde hace unas semanas el pueblo se llenó de unos bonitos carteles que los miembros txikis del Grupo de Danzas habían ido realizando y colocando en todos los portales del pueblo. La misión, anunciar un festival para animar a Mikel Mañú, un niño que lleva varios años peleando contra la leucemia, y precisamente estos días está en un hospital de Madrid recuperándose de un exitoso trasplante de médula.
Los espectadores amontonados en el frontón de Aoiz, pudieron disfrutar de un divertido espectáculo de danzas. El frontón se convirtió en un gran hospital, en el que todos los dantzaris, músicos y demás protagonistas, cambiaron su tradicional vestimenta y complementos, por pijamas, batas, pañuelos, sillas de ruedas y demás utensilios hospitalarios, y nos hicieron comprender y sensibilizarnos con esta enfermedad, desde su lado más duro y sobrecogedor, hasta el lado más sensible y humano. Danza tras danza, pudimos adentrarnos en el día a día de un hospital muy animado, donde las travesuras, guerras de almohadas y otros juegos se sucedían unos tras otros, y donde no faltaron muchas sorpresas y momentos especiales: desde un saludo a distancia de Pirritx eta Porrotx, unas danzas con unos muñecos virtuales, la aparición de los gigantes que estaban escondidos, o un coro formado por la cuadrilla de los padres de Mikel, que con canciones típicas de Aoiz y ayudados por el público, acompañaron a los dantzaris en otra danza.
En el saludo final pudimos ver cómo más de un centenar de participantes, culminaban sonrientes su trabajo, que por un móvil Mikel y sus padres pudieron oír en directo desde su habitación de Madrid. Esta divertida iniciativa estaba organizada por el Grupo de Danzas, y colaboraban la cuadrilla Zarrakamalda, la Comparsa de Gigantes, y todo el conglomerado de Angiluerreka, como el Zanpantzar, el Grupo de Txistus, el Grupo de Gaiteros, etc., todos ellos coordinados por Claudia Rodríguez y su equipo artístico.
Este día Aoiz se ha convertido en una gran familia, y seguro que este soplo de aire limpio y solidario, llega hasta ese hospital de Madrid donde se encuentra Mikel, sus padres, y otros niños que también sufren ésta u otra enfermedad, para animarles y sacarles esa sonrisa que a veces, estos días, cuesta tanto encontrarla.
Argazkiak: Ignacio, Txaro eta Kmk