Los integrantes de los dos actuales equipos de balonmano de Aoiz posan, junto con sus entrenadores, en el frontón cubierto del colegio (instalaciones deportivas de Kanpondoa)

Cuentan que hubo un tiempo en Aoiz en el que el balonmano era el deporte estrella. El que más atraía a la juventud y el que más público arrastraba. Cuentan que los equipos agoizkos de balonmano eran potentes y temido por otros, y que cosecharon grandes triunfos. Cuentan también que, tras un periodo de éxito, este deporte fue poco a poco a menos, y que acabó por desaparecer totalmente. Y, ahora, cuentan que el balonmano ha vuelto y que promete crecer y quedarse por mucho tiempo.

Dieciocho chicas y tres chicos, nacidos entre 2005 y 2006, han integrado el curso que ahora termina los dos equipos de Aoiz de balonmano, enmarcados en las categorías infantil femenino y alevín femenino. Son el doble de participantes que en el pasado curso, cuando este deporte regresó a la villa agoizka. “Todo surgió hablando unos y otros en una fiesta del pueblo con la profesora de Educación Física del colegio, Maika Jiménez. Se recordó la importancia que tuvo aquí el balonmano y se vio interesante recuperar este deporte. Así que nos pusimos a ello”, explica Patxi Mancebo Martín, vecino de Aoiz de 42 años y uno de los entrenadores.

Mancebo, que fue jugador y había entrenado a niños previamente durante 15 años (incluso fue seleccionador de Navarra en categoría infantil), mantenía contactos con la Federación Navarra de Balonmano. “Nos han apoyado mucho desde el principio en este proyecto. El primer paso fue traer a Aoiz las finales de balonmano femenino juvenil y senior, y organizar una fiesta con ayuda de empresas del pueblo. Allí se realizaron las primeras captaciones de posibles jugadores”, explica.

El equipo, vinculado al C.D. Aoiz, depende de la sociedad pública municipal Kanpondoa. “Se ha ido fraguando todo con voluntarios. Hoy me acompañan como entrenadores Gabi Bulai, Desiré Guzmán y Juanjo Mancebo”, señala.

OBJETIVOS

Uno de los principales objetivos al apostar por este deporte fue “que hubiera en Aoiz un deporte colectivo femenino”. “Hubo futbito en su día con txikis, pero ya no es el caso”. Asegura Mancebo que “el balonmano ayuda a fomentar valores de compañerismo, pues es un deporte muy noble”. “A quien prueba, le engancha y lo transmite en el boca a boca. Así fue como duplicamos los inscritos de la primera a la segunda temporada”, dice.

“Nuestro objetivo no es tanto competir como mejorar la motricidad global y pasarlo bien. Acercamos a los chavales al balonmano a través de juegos. Se ha creado un ambiente de grupo muy majo, y destaco de ellos el alto compromiso que tienen para venir a entrenar”, afirma Patxi Mancebo.

Dentro de los Juegos Deportivos de Navarra han acudido ya a jugar a localidades como Corella, Tafalla, Carcastillo, Elizondo, Santesteban, Pamplona o Burlada. “Los padres son claves en la hora de los desplazamientos, y también acuden con nosotros a ver algunos partidos a Pamplona, donde podemos además acercarnos a algunos jugadores de primera del Anaitasuna, por ejemplo, que son muy accesibles”, explica.

Agradece también el “respaldo” que han encontrado cuando lo han necesitado en empresas locales, como a la hora de dotarse de equipamiento, y sólo echan en falta una cosa: más instalaciones. “Dado el gran número de actividades que hay en Aoiz, la mayoría concentradas en unas mismas horas, apenas disponemos para entrenar de medio frontón del polideportivo y una portería. Nos vendría bien algo más de sitio”, apunta.

BUEN AMBIENTE

El buen ambiente que se respira entre los jugadores de los dos equipos se palpa nada más adentrarse en un entrenamiento. “Primero se apuntaron mi hermana y mis amigas, y yo acudía a ver partidos. Me gustó tanto lo que vi y lo bien que se lo pasaban que al final me acabé apuntando yo a media temporada”, asegura Joane Lizarraga Iturri, de 13 años y vecina de Aós (Lónguida). Juega como pivote y la recién acabada ha sido su segunda temporada en el equipo agoizko. “Hay muy buen ambiente. Somos de dos edades pero aquí entrenamos todos juntos. Me gusta mucho este deporte. Lo más complicado es tirar a puerta cuando hay una buena defensa”, dice.

Entre quienes empezaron desde el primer momento está Olaia Ardanaz Villanueva, agoizka de 12 años, que juega como lateral. “Me comentó mi madre que iba a empezar esto y me animé. Tras dos temporadas, puedo decir que es mejor de lo que esperaba y que me gusta más que el fútbol”, apunta. “Se hacen muchos amigos, también de otros equipos, y lo que más me gusta es trabajar la estrategia. Este año ha sido un poco más difícil la competición porque jugábamos con gente más mayor, pero nos hemos defendido”.

Por su parte, Amaia Lizoáin Miguéliz, de Aoiz y 11 años, central, también lleva dos años en el equipo, que combina con la práctica del atletismo. “Yo me animé a jugar después de que nos lo dijera la profesora de Educación Física. Y me gustó mucho. El deporte, los compañeros, los entrenadores… Poco a poco fuimos comentando lo que había a otros amigos, y este segundo curso hemos sido muchos más. Seguro que para el siguiente se apunta más gente”, sentencia.


“No teníamos ni chándal”

Regresaron al frontón, cogieron sendos balones entre sus manos décadas después de competir con ellos, y los recuerdos no tardaron en aflorar. Tres veteranos agoizkos, exjugadores del C.D. Aoiz de balonmano “de la época de gloria de este deporte en la villa”, quisieron repasar algunas anécdotas de aquellos años para Diario de Navarra.

De izda. a dcha., los exjugadores de balonmano agoizkos Vidal Goñi Lacunza, Juan Jesús Ureña Salvador y Raúl Echarte Viana

“Me hizo una ilusión terrible saber que el balonmano volvía a Aoiz con nuevos equipos de chavales. Es algo que muchos en el pueblo lo hemos vivido muy de cerca”. La reflexión es de Raúl Echarte Viana, de 60 años, y asienten a su vez Vidal Goñi Lacunza, de 56, y Juan Jesús Ureña Salvador, de 63. Los dos primeros jugaron 10 años, y 20 el tercero, en “los dos equipos que había entonces, los de juveniles y mayores (senior)”.

“El balonmano en Aoiz, a nivel de competición oficial, se acabó allá por 1984. Ya no había jóvenes interesados en seguir. Luego hubo algún equipo de veteranos que se mantuvo un poco más, hasta que en 1989 se remodeló el frontón Toki Eder y se recortó la cancha para crear un trinquete”, explica Ureña. Y añade: “Se había empezado a jugar con juveniles en 1968/69, cuando se hizo la cubierta del frontón. Fue un claro impulso el que se jugara aquí el Campeonato de España de juveniles de balonmano”.

José Mª Ibero y Ángel Roncal, coinciden todos, “dieron los primeros pasos para formar equipos y empezar a entrenar”. Recuerdan Ureña, Echarte y Goñi que en aquellos tiempos escaseaban los recursos. “No teníamos de nada, ni chándal. En el citado campeonato que se disputó en Aoiz se recogieron camisetas y balones para poder empezar a jugar. Y para alguna competición nos prestó equipaciones la Federación”.

Vidal Goñi rememora por su parte cómo el C.D. Aoiz de balonmano competía en aquellos años “con equipos referentes como el Anaitasuna, Beti Onak o San Antonio”. “De juveniles, se ganó por ejemplo la Copa de Navarra al propio San Antonio (jesuitas), que era de los fuertes”.

“Había forofada en los pueblos, y alta rivalidad entre algunos equipos. Aquí, en según qué partidos, había llenazo en el frontón Toki Eder. Por ejemplo, con el Cantolagua de Sangüesa, si no había Guardia Civil no se podía jugar”, indican los tres con una media sonrisa. Explican también que en aquellos años no había instalaciones como las actuales. “Las pistas de Boscos, Beti Onak, jesuitas… estaban al descubierto. Y en Funes se jugaba junto al río, de hecho una vez apareció la cancha inundada. Luego, los juveniles del C.D. Aoiz participaron en la inauguración del pabellón Anaitasuna, y eso fue una pasada. Nosotros que íbamos de jugar en el cemento…”, señalan.

La segunda mitad de los años 70 fue la etapa más señalada del equipo agoizko. “En aquellos años, entre 2 y 4 jugadores iban a la selección navarra de juveniles, cuando antes prácticamente eran todos los seleccionados de Pamplona”, explican. El apogeo, según dicen y refleja el libro Camino del siglo editado en 2008 por el C.D. Aoiz, se dio en las temporadas 77/78 y 78/79 con la disputa de dos fases de ascenso consecutivas a Primera Nacional, si bien no se consiguió el objetivo. Este libro recoge abundante material gráfico. “Hay fotos nuestras con camisetas patrocinadas, por ejemplo, por marcas de ginebra, algo hoy impensable”, ríen.

En ocasiones, tocaba salir de Navarra para jugar los entonces llamados “sectores”, como en una ocasión que se acudió a Santander, jugando contra equipos como el Bidasoa o el de la Universidad de Gijón. “Eso era ya en sí un premio”, dicen.

“Aoiz era entonces un pueblo de 1.500 habitantes, pero se competía a buen nivel, había incluso figuras, podría decirse. Y muchos jugaban también a otros deportes. La pelota tenía empuje y de fútbol no había nada”, rememoran. “Hoy, si no hubiera tanto internet y móviles, seguro que los chavales practicarían más deporte. Con esto creces sano, te lo pasas bien y haces amigos para toda la vida”, sentencian.

Komunikabidea: Diario de Navarra

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