Travesía Monte Rosa (Día 8)
La guinda del pastel, para celebrar que todo ha salido a pedir de boca, hoy balneario, y no un balneario cualquiera… ha sido la hostia. Aguas termales naturales, tres pisos con piscinas, jacuzzis dentro del edificio y fuera y para rematar, unos toboganes de tubo donde hemos disfrutado de lo lindo. La única pega ha sido que era súper perfecto, tan perfecto que no había ni una baldosa rota ni un chorro que no funcionará. Impecable.
Después de comer, las despedidas… Unos continúan con sus vacaciones y otros para casa.
Gracias a la colaboración de todos y todas, hemos podido teneros informadas. Unos ponen las ideas, otros redactan, luego los correctores, los fotógrafos y los editores.
No podemos cerrar esta última crónica sin hacer mención especial al cronista oficial del viaje: Pedro Mari Viana, alias tío P.
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Alpinista de la vieja escuela, hemos aprendido varios trucos con él, como por ejemplo a traer una cuerdica y unas pinzas para improvisar un tenderete alpino.
También hemos descubierto su amplio conocimiento sobre la flora alpina. Cada vez que veíamos alguna nueva flor, enseguida nos aportaba el nombre y alguna anécdota. Por ejemplo, la Arnica, con la que la tía Juliana de Aoiz hacía unas cremas cojonudas.
Durante la travesía, nos ha amenizado el viaje contando historias sobre su carrera alpinística; cómo empezaron a ir al monte con el cura Miguel, diversos viajes a Kirguistán, China, etc.
Alguna de estas historias se ha repetido más de la cuenta, como la ascensión al Corno Nero. En dicha historia, junto al otro veterano y gran alpinista del grupo, Josean Zunzarren, consiguieron hallar la cima. Según las palabras del tío P: «Conseguimos hacer cima por la valentía de Josean. No era nieve, era hielo vivo».
Para terminar la crónica, no lo podríamos hacer sin una de las frases estrella del viaje. En un cruce de caminos en los que los relojes GPS marcaban rutas distintas a las señales y no nos poníamos de acuerdo, su recomendación fue la siguiente: ¡Tendríamos que tirar todos los relojes al río!
Y como decía Porqui: Esto es todo amigos.