Valencia. Crónica de un viaje relámpago

Tras decidirme a bajar a Valencia el día 12 de noviembre a echar una mano en las labores de limpieza, tengo que posponerlo a causa del mal tiempo y decido ir a la semana siguiente. Se anima Txutxín J., mi cuñado, y lo organizamos para el día 18.

Tengo 2 bicis en el taller que podría llevar y de paso se me ocurre que podría avisar a amigos para que, si tienen bicis que no usen, las pueda llevar para entregar a quienes las necesiten, ya que por lo que nos cuentan, la situación de movilidad está jodida.

Busco información sobre la posibilidad de hacer entregas y encuentro MTBSpain que ya lo está moviendo y organizando con un criterio que me convence, que es contactar con los ayuntamientos y listar personas que las necesitan para acudir a trabajar, estudiar… Ellos se encargan de la entrega directa de puerta en puerta. Una labor de oro.

Whasapeo a las cuadrillas y conocidos del pueblo y parece que la idea se difunde. Comienzo a recibir whaskas de conocidos y me hago con 16 bicis. Esto supone cambiar la logística ya que en la Berlingo no me caben. El furgón es el plan B, pero ese chivato naranja lleva días encendido y me da miedo. Creo que me la tengo que jugar a pesar de que no puedo ir a más de 90 km/h. El viaje será mucho más largo y si hay suerte llegaremos. A ver…

18 de Noviembre. Día 0:

9:30 de la mañana. Con todo preparado arrancamos.

A media tarde, y tras pasar Valencia para hacer la entrega de las bicis en Aldaya, donde MTBSpain ha improvisado su taller en el patio de un colegio anegado por el agua y el barro, el paisaje nos prepara un aperitivo salvaje de restos de árboles, coches tapados por barro, casas rotas, montones de fango, chatarra, barro, barro y más barro. Parece zona de guerra.

Tras dicha entrega partimos para Massagranell, al norte de Valencia, zona no afectada. Aquí tenemos el contacto de Carina y Víctor, una familia ecuatoriana que están ayudando a repartir víveres, enseres y todo el apoyo que pueden aportar en los pueblos afectados. Mi hermano Fermín, mi sobrino Aimar y una cuadrilla de Zubiri habían estado la semana anterior y me facilitaron el contacto.

Llegamos, y tras las presentaciones pertinentes, nos explican cual es la tarea que hacen y nos cuadra. Quedarnos con ellos para ayudarles. Al fin y al cabo, el furgón ha aguantado y es una pieza necesaria en este momento para llevar mercancía.

El plan es el siguiente: sobre las 9 de la mañana parten a uno de los pueblos afectados para colocarse en un punto donde la gente pueda acceder a recoger los víveres de todo tipo: alimentos, higiene, productos de limpieza… cualquier cosa que necesiten y que estén disponibles. Planteamos la posibilidad de ir a cargar esa misma noche y así lo hacemos. Para las 9 de la noche ya teníamos el furgón a tope.

El chivato sigue encendido pero la furgo no ha fallado.

Tarde y ya en la cama, cuesta conciliar el sueño. La incertidumbre, el cansancio, la situación…

19 de Noviembre. Día 1:

Salimos a las 9 de la mañana para ir a Catarroja, pero encontramos el furgón con la rueda prácticamente deshinchada. Decido no cambiarla y buscamos una gasolinera donde le metemos aire. Seguimos adelante.

Tras pasar Valencia comenzamos a notar el polvo, que ya en suspensión, complica más la situación. La entrada al pueblo es caótica por lo que vemos y por lo que suponemos que ha habido. El barro sigue amontonado en muchos sitios. El ejército, protección civil, bomberos, etc. pilotan los desescombros principales con máquinas, camiones y personal. Caos en vivo. En esta zona no vemos mucha maquinaria pesada particular, pero somos conscientes de que la ha habido y se lo han currado. Montones de coches, muros de coches, autobuses, furgonetas… Más montones, más máquinas, policía de toda la península controlando los accesos…

Llegamos a nuestro punto. Víctor nos ha dado la ubicación. Se colocan unas mesas plegables en la esquina de una manzana y comenzamos a descargar la furgoneta. Algo de ropa, alimentos de todo tipo, productos de limpieza, de higiene, agua, mucha agua. Enseguida aparece gente. Víctor recorre las calles gritando que hemos traído ayuda. Viene más gente. Enseguida se forma una gran cola y comienza el reparto.

Nosotros nos volvemos a cargar a Massamagrell. Tenemos una hora entre llegar y cargar y otra de vuelta si no nos liamos, que es difícil.

Hacemos otras 2 entregas más a lo largo del día. No da tiempo a más ya que el almacén no está cerca. Es una pena. Dicho almacén, como la mayoría, son organizados por voluntarios. Grupos de trabajo que lo han estructurado para que funcione de manera totalmente altruista y solidaria. Gente que se pega el día recibiendo ayuda donada, de cualquier parte del estado, para luego clasificarla y repartirla a las furgonas para el reparto. Puntos logísticos que la administración no está gestionando, y en muchos casos, tampoco ayudan a su funcionamiento. Nos lo dicen ellos mismos y comenzamos a sorprendernos. También comenzamos a entender cómo apenas hemos visto más puntos de entrega de este tipo en Catarroja.

Se nos echa la tarde encima y volvemos a cargar otra vez, para mañana ir a primera hora al reparto. Sigue el chivato naranja encendido, al pie del cañón.

Ya acaba el día. Pizza vegetal en el Turco, ducha y a la cama, que mañana queremos hacer todas las entregas posibles antes de volver.

20 de Noviembre. Dia 2. De vuelta a casa:

La rueda otra vez en el suelo. Gasolinera y palante.

Hoy vamos a Massanassa. El viaje es más de lo mismo, montones de coches, polígonos destrozados, barro, polvo, barro… máquinas currando, camiones, gente limpiando, más gente limpiando, voluntarios, polvo y barro.

Control a la entrada al pueblo, documentación, abrir el furgón y explicaciones. En la misma rotonda nos paran al entrar y salir. Que parece que hay peña que se lleva lo que pilla, manda “güevos” con la peña.

Llegamos al punto concertado, montamos el campamento, descargamos y Víctor nos manda a otro almacén más cercano en Silla. Llegamos y el almacén está cerrado. Tras casi una hora de espera nos tenemos que ir ya que se nos echa el tiempo de vuelta a casa encima.

Nos despedimos de Carina, Víctor y el equipazo del almacén. Aquí os quedáis. ¡Mucho ánimo y suerte!

21 de Noviembre. Ya en casa.

Intento analizar la situación para entender todo y saco estas conclusiones, únicamente por lo visto y vivido. Sin más datos que estos y por lo que me contaron, esto es lo que puedo decir:

  • La ayuda a gran volumen al desescombro, la limpieza principal va lenta. Parece que ya coordinada.
  • En el extrarradio de la zona cero se acumulan la mayoría de restos, chatarra y más. Luego deben seguir con todo esto.
  • La ayuda directa al personal civil está parcialmente olvidada por las administraciones. Urge más la reconstrucción de servicios para comenzar a ofrecer una relativa vuelta a la normalidad.
  • El cristo gordo en las viviendas de la urbe está en el destrozo de viviendas, sobre todo de planta baja, parte baja de bloques de pisos y subterráneos. Esta gente es la que más ha perdido. La situación del resto de dicha urbe y el mayor problema está en la falta de agua en muchos lugares y falta de luz. A todo esto hay que sumar que los negocios, casi el 100% están en la planta baja y han desaparecido. Negocios vitales como son tiendas y supermercados son los más necesarios, es por esto la falta y necesidad de víveres. Esto es gordo.
  • No nos olvidamos de que tampoco hay posibilidad de movilidad ágil. Los coches, motos, bicis, etc. ya no están y no pueden acercarse a Valencia a hacer la compra, no es viable de momento.
  • La aportación en víveres debe ser principalmente de alimentación, limpieza e higiene. La ropa, si tenemos en cuenta que los que la han perdido son los que viven en bajos, es lo menos necesario.
  • La fecha de puesta en marcha de la vida normal de esta gente no se puede estimar. Esto es muy complicado. El marrón va para largo.
  • Si vas a bajar a echar una mano, hay grupos de trabajo con los que debes contactar previamente para llegar y currar lo antes posible.
  • Los voluntarios son los principales actores en la ayuda directa a la gente.

El chivato naranja sigue encendido, también en la furgo.

¡Suerte y ánimo!

Juanjo VL