Itoiz y la cadena de la desobediencia
– ¡Han cortado los cables arriba, macho!
– ¡¿Que están cortando los cables?!
– ¡Madre mía! ¿Los gordos gordos?
– ¡¡¡Ha caído todo, todo, todo…!!!
Los guardias jurados del embalse de Itoiz miraban la escena a cientos de metros de distancia. Tardaron en entender qué estaba pasando. En un principio creían que se trataba de un ataque con cohetes. Pronto entendieron la dimensión de lo que acababa de suceder durante su guardia.
– ¡La madre que me parió, la que han preparado!
Amanecía el 6 de abril de 1996 y ocho activistas acababan de cortar los cables de seis centímetros de ancho y 800 metros de largo que se utilizaban para verter hormigón en las obras de la presa. Apenas cuatro minutos duró una de las mayores y más ambiciosas acciones de desobediencia civil realizadas en el Estado español. Las consecuencias de ese acto pacífico, público y no violento que consiguió paralizar las obras durante nueve meses perduran, sin embargo, 28 años después.
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