Aoiz mira al embalse después de los temblores

El pasado 11 de octubre no fue un día más para buena parte de la población de la Cuenca de Pamplona y de la Comarca de Sangüesa. Un terremoto de 4,1 grados, que se pudo sentir a más de 100 kilómetros, les levantó del sueño a las 22.45. “Yo estaba en la cama y al sentirlo, lo primero que hice fue abrir la web del IGN para ver si era un terremoto”, cuenta Vitori Itxaso, vecina de Aoiz.

En la villa agoizka cada temblor de la tierra se vive de forma especial por la cercanía del pantano de Itoiz, a escasos 4 kilómetros del casco urbano. “Cada vez que hay un terremoto miramos a la presa”, expresa inquieta Mertxe Larraza. “Estoy preocupada. Aquí, sentirlo en carne propia es complicado”, sostiene Mari Jose Beroiz. “En estos casos es inevitable mirar hacia arriba”, complementa el alcalde de Aoiz, Ángel Martín Unzué.

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