La «Operación Betizu» rasga el alba en Itoitz

Madrugada del 6 de abril de 1996, en algún lugar del valle de Longida, a poco más de 30 kilómetros al este de Iruñea. Hace mucho frío en el monte. Un grupo de voluntarios de Solidari@s con Itoitz conduce en la oscuridad a seis periodistas.

Unas horas antes, los ecologistas habían aclarado la misteriosa convocatoria que nos había llevado hasta el punto de encuentro: «No pretendemos ocultar nada; tenemos la conciencia tranquila y queremos hacerlo públicamente, asumiendo nuestra responsabilidad». Garantizan que no habrá daños personales. Es el momento de abandonar o seguir: «Vamos a paralizar las obras del pantano».

Tras meses de observación, la acción había sido planificada a conciencia y con todas las garantías imaginables. Los trabajos del pantano se ejecutaban durante los siete días de la semana y las 24 horas del día, excepto en Navidad y Semana Santa. Eligieron por ello la madrugada del sábado 6 de abril, víspera del Domingo de Resurrección y del Aberri Eguna. No habría nadie en la obra, excepto los guardas jurados que la vigilaban desde sus garitas perimetrales. Los días de vacaciones habían atraído además a decenas de personas a la acampada popular contra el pantano en Itoitz, en el fondo del valle, pero nadie imaginaba lo que estaba por ocurrir.

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