Ekai tiene capítulos pendientes

En Ecay de Lónguida hubo una venta. La recuerda de niña Isabel Leache Goñi, 62 años. Sería parada de trabajadores y de viajeros soñadores un poco como los que describía Cela en su ‘Viaje a la Alcarria’. Isabel es la cuñada de Jesús Rebollo García. Él nació en Pamplona y vivió veranos y domingos felices en Ecay, el pueblo de su madre, con la abuela Toribia Alzórriz. Contaba 12 años cuando sus padres, Luis y Alicia, abrieron un pequeño bar junto a la antigua venta. Era 1978. Jesús estudio Periodismo, su hermano José Luis, el marido de Isabel, Derecho, los dos ayudaban en casa fines de semana y veranos, se criaron entre pucheros y mesas. Cuando a los padres les llegó el retiro hubo que decidir y Jesús se quedó, en el pueblo y tras la barra del bar. Le acompañó en la aventura Isabel, en la cocina, con los guisos que aprendió de su suegra y de la tía Charo. La cocina lenta que aún conservan. “Lo que sabemos hacer”, atajan sin alharacas ni adornos baldíos. Era 1989. En el 96 construyeron la planta baja del restaurante actual. Un año después, la primera, con un hotel de doce habitaciones y más tarde, la segunda, con otras ocho alcobas. Emprendieron entretanto otros caminos, abrieron en 2000 un restaurante en el polígono de Aoiz que debieron cerrar a los trece años lastrados por la crisis. Y un restaurante en Oroz Betelu. “Pero la vida es muy distinta al otro lado del túnel de Nagore, el mal estaba hace 30 años… y sigue ahí”, se refiere Jesús, 54 años, a la despoblación. Y no quiere que sea mal endémico.

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