Un mesón familiar

Negocio familiar y cocina tradicional. Gorrín, cordero, un buen guiso, y raciones abundantes. De esos locales de restauración apenas quedan muchos abiertos. Los más conocidos han ido cerrando al paso que se han ido abierto en los últimos años franquicias y pequeños restaurantes de comida internacional. Carmen y su hermano Javier Lizoain son la segunda generación de una empresa que montó Vicente, su padre, en 1968 en el kilómetro 11 de la N-121. Cerraron durante la pandemia, periodo que han aprovechado para hacer un lavado de cara al restaurante y han reabierto sus puertas esta misma semana. Con muchas reservas y comuniones de por medio. Y manteniendo una posición estratégica a medio camino entre la Comarca de Pamplona y la montaña.

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