Días de fútbol en Urraúl y Lónguida

La idea surgió en el entorno del Ayuntamiento, como alternativa al clásico homenaje a los mayores, y fue cogida con agrado por los vecinos y vecinas; no en vano el Urralongui fue un equipo abierto a todos los pueblos del valle de Lónguida y a los de Urraúl, a los que debe su nombre. Repletos de recuerdos y de vivencias deportivas, se acercaron el pasado domingo hasta Aos jóvenes aficionados, viejos socios y amigos que pasaron por el club para disfrutar de un combinado programa de fiesta con música de diferentes estilos, danzas, exposición de camisetas y trofeos; deportes, (fútbol, pelota, sokatira, tiro a la calva…), y de una comida que reunió a 122 comensales con un extraordinario ambiente. Antes, el acto central del homenaje al Urralongui, que tantas tardes buenas les diera, estuvo personalizado en la figura de Nicolás Arenal, uno de sus presidentes más emblemáticos, cuya hija, Esperanza, recogió el reconocimiento a la entrega de su padre al club.

Aún quedan para la historia en el campo las porterías y los ecos de los domingos de fútbol. El Urralongui jugaba ya antes de la Guerra Civil en partidos interpueblos, pero no fue hasta la temporada 72-73 cuando comenzó a competir federado oficialmente. Así lo hizo hasta la temporada 80-81 en la que desapareció de la federación navarra como fútbol campo, permaneciendo hasta la actualidad un equipo de fútbol sala, de los más antiguos del campo de Burlada.

Nunca pasó de segunda regional, pero era mucho más que el equipo de un pueblo, recuerdan exjugadores y vecinos, porque representaba a dos valles y abría sus puertas incluso a la villa de Aoiz, de donde llegaron muchos jugadores. Tal vez por ello, recuerdan los que lo vivieron, caía bien, y no sufría rencillas ni rivalidades. Y era sobre todo un equipo más allá del campo, que representaba la ilusión de todos por el fútbol. Todo el pueblo se volcaba, vivía con él el balompié, y trabajaba codo a codo para arreglar el campo, llevar el agua para las duchas con motobomba o construir los vestuarios.

Hombres como Nicolás Arenal alentaban esta ilusión con su dedicación de años a defender sus colores, aunque él, como forofo culé, vistió al equipo de azulgrana durante su mandato. Otro curioso detalle por el que los futboleros de la época de otros pueblos de la zona recuerdan hoy todavía a aquel histórico Urralongui.

Argazkiak: Jokin
Komunikabidea: Diario de Noticias

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