Kati Leatxe, gestión y cultura desde la emoción

La agoizka Kati Leatxe posa orgullosa delante de la casa consistorial de Aoiz y de su fachada decorada por ella y repleta de simbología por Saray. (M.ZOZAYA)

Hasta hace pocos días se podía ver en Aoiz el resultado de su última embarcada, la decoración de la fachada del ayuntamiento que ha tomado parte en el III Concurso Navarra rosa por Saray de escaparates, edificios y sedes convocado por la Asociación contra el Cáncer de Mama.

“Toco todos los palos que puedo”, resume sincera, pero cuestiones como ésta le colman aún más si cabe por su repercusión en el pueblo. “Maite Fernández, concejala de Igualdad, me llamó para exponerme la idea de participar en el concurso, y yo lo concebí como algo grande, que se viera bien, y desde el principio pensé en la fachada y en dar con una idea artística. El resultado ha sido algo sencillo, laborioso, pero también vistoso, con repercusión en Aoiz, que era de lo que se trataba”, recuerda.

La única dificultad estuvo en el montaje, y para ello Kati tuvo el apoyo de personas como Cristina Gárriz. Nunca le faltan amigas y amigos a la hora de llevar a cabo sus montajes y proyectos que gestiona, siempre desde la emoción. “Esta última aportación la he disfrutado mucho. Que toda la fachada del ayuntamiento esté dedicada a esta causa y a las mujeres de Saray me parece un logro”, expresa como mujer que ha vivido en su propia piel la lucha contra el cáncer, con todas las dificultades que entraña además, para seguir adelante con su trabajo como autónoma. En esta condición, el sistema no permite estar aparcada durante mucho tiempo. “Con lo poco que cobras de baja, apenas te llega para cubrir los gastos ordinarios”, recalca.

Trabajadora social, terapeuta que trabaja la narrativa terapéutica, máster en Gestión de Políticas Culturales, apostó por vivir en Aoiz y puso su prioridad en la familia. Hace tres años se instaló en uno de los viveros de empresa del Ayuntamiento para hacer gestión cultural, con componente emocional. Reconoce que fue su opción, pero no puede pasar por alto el volumen de trabajo y la entrega que requiere sacar adelante su propio proyecto laboral, no exenta de inseguridad económica e incertidumbre por lo que vendrá. “Hay que sacar muchos proyectos adelante para ganarte la vida”, reconoce.

Imparte y recibe talleres de desarrollo personal; gestiona, supervisa, coordina, evalúa la variedad de proyectos que surgen de su mente creativa y gestora, de las que se alimenta. Busca también profesionales que impartan talleres. En su lista están Cantando mi cuerpo, bailando la voz, un programa con la Federación de Coros de Navarra de expresión artística para potenciar la libertad en colegios e institutos de bachiller artístico. La segunda edición se extiende a otros centros y escuelas de música. “Es vivir la música, el canto y la danza con libertad”, dice.

Kati Leatxe ha estado inmersa en la elaboración del documental y el libro que verá la luz en diciembre sobre el patrimonio oral del Valle de Lónguida, otro de los trabajos en los que se ha volcado con especial sensibilidad. Junto con Quiero Teatro su Kulturbus, línea 18 del Transporte Urbano Comarcal de Pamplona, recorre la ciudad en la segunda edición de las programaciones del Gayarre, Auditorio de Barañáin, Baluarte y el Museo de la Universidad de Navarra, (MUN) con la colaboración de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y Caja Navarra.

Teatro, escritura creativa, (tirar de la persona a partir de la escritura), el campo de las emociones son áreas donde desarrolla su potencial, en ocasiones también con la Mancomunidad de Servicios Sociales Izaga, para trabajar el seguimiento e integración de jóvenes. Ha colaborado con la Apyma San Miguel de Aoiz en la organización de su Escuela de Familias, y su taller Crianza con Apego va por la tercera edición. De la mano de las Áreas de Cultura y Euskara del Ayuntamiento de Huarte impartió con Alba Rebollo la pasada Semana Santa un taller de Narración e Ilustración.

Puente para otros artistas locales que se abren camino, comparte experiencias en escaparatismo con nuevas expresiones artísticas y aspira a compartir su espacio a través del coworking.

Hace 22 años que Kati Leatxe volvió de Pamplona a Aoiz para impartir clases de euskera en AEK, y se quedó. Desde entonces, no ha dejado de replantearse nada. “Sigo buscando. No quiero definirme, pero a veces me lo piden y suelo decir que vivo en el cambio de paradigma que se puede estar dando entre una mente creativa y gestora”, concluye. Las dos la sostienen, y de las dos vive.

Komunikabidea: Diario de Noticias

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