Colorines como antídoto contra la rutina

Erlantz Esteban, con muchas de sus ‘criaturas’ desparramadas por el suelo de la peña El Bullicio Pamplonés a la que pertenece. (MIKEL SAIZ)

Todos los colorines que rodean en la imagen a Erlantz Esteban (Txema Esteban cuando se pone el mono de trabajo) son el resultado de “un montón de horas y de años dedicados con mucho gusto, amor y cariño a los colectivos sociales, a los barrios, a las peñas… a toda esa maraña de gentes que está viva y aporta color”, dice el dibujante.

Entre las ilustraciones hay portadas de discos, logotipos para gaztetxes y colectivos juveniles, una avalancha de pancartas sanfermineras “no sé ni cuántas he hecho, si tengo 60 o 100. Ni idea…”, programas de fiestas de barrios (tres entre sus dientes), etc… “Hay un poquico de todo”, reconoce. Hasta el actual escudo de la Rochapea ha salido de su cabeza.

A este vecino de Aoiz de 43 años, natural de la Rochapea, la afición por las viñetas y el color le viene desde muy pequeño. “A este niño le pasa algo en las manos, decían… Y aquí estoy, a gusto, disfrutando con esto”, explica. Para cualquiera de sus encargos, cuenta que el proceso de maquinación arranca “en el momento en el que tomas contacto. Te están explicando la idea y ya estás haciendo tu composición. Y antes de que acaben tienes prácticamente el boceto mental. Ese primer contacto es imprescindible”. El tono del dibujo, con más o menos humor, color o reivindicación, depende también “del día que tengas. Igual tienes un trabajo un poco serio pero le estás viendo el chiste al asunto… Al fin y al cabo soy humorista gráfico, y muchas veces no te puedes aguantar y metes la coña”.

Txema Esteban confiesa que trabaja mucho más feliz y contento cuando no hay dinero de por medio. “Un encargo remunerado pierde la magia, en mi cabeza hay un bloqueo. Pero si lo haces desinteresadamente y tienes libertad fluye todo mucho más, con otra alegría”. Claro que se maneja en ambas tesituras porque hay que ganarse el pan y para sobrevivir en el oficio “aunque seas un hippie tienes que tener claros una serie de conceptos de comercio, facturas, ivas… como todo hijo de vecino”.

Lo de ganarse el pan exclusivamente dibujando es un lujo que muy pocos pueden permitirse. En su caso, el Txema Esteban pintor se convierte de lunes a viernes en el Erlantz Esteban currela en una fábrica de estampación. “No tengo ni el carné de conducir y hago piezas para coches”, bromea.

CONFLICTOS CON EL HUMOR. Juicios a titiriteros, portadas de revistas satíricas secuestradas por la ley o tuits con bromas de dudoso gusto que pueden dar con tus huesos en prisión. La delgada línea entre el chiste y la ofensa, el derecho al humor y al honor, no parece estar muy clara.

Como parte involucrada en este asunto, a la hora de caricaturizar la realidad Esteban entiende que lo que para él es “correcto” a otro le pueda resultar “un horror”. Pero por encima de todo defiende el humor. “Hay que saber reírse de todo y de todos, empezando por uno mismo. Es absurdo tomarse tan en serio la vida. Hay que salirse un poco del tiesto, quitarse la redecilla y soltarse el pelo. Evidentemente hay momentos en la vida muy serios. Pero otros muchos que no lo son”, dice. “Yo dibujo, no me dedico a matar a nadie. Y tengo un arma que es la hostia: mi imaginación y un lápiz”.

En ese contexto y bien armado, ya trabaja en varias ideas para las pancartas de los próximos Sanfermines. Jarana, Rotxapea, El Bullicio y el Charco son “clientes más o menos fijos”, y en función de las ocurrencias que le broten se presenta también al concurso que organizan otras peñas para elegir a su ilustrador, “más que nada porque si la idea es buena es una pena que se quede ahí. Solo tenemos unos días para la pataleta, porque luego los políticos tienen todo el año para hacer lo que a ellos les de la gana. Ese es nuestro espacio, nuestro tiempo de pataleta y de reírnos de todo”, detalla.

Ya ha superado el bloqueo inicial, pero el cambio político le pilló con el pie cambiado. “Yolanda Barcina o Miguel Sanz te lo ponían en bandeja. Con todo lo negativo que ofrecían a la ciudadanía… pero eran un filón”. Les echa de menos y le ha costado acostumbrarse a su ausencia. “No sabía por dónde empezar a soltar sopapos. Me costó porque los nuevos tampoco habían tenido tiempo para liar ninguna. Un político ya de por sí es un personaje, y lo haces tuyo. La manera de hablar, de moverse… y estamos trabajando en ello”, argumenta. “Antes el enemigo estaba muy bien situado; era el malo malísimo que te hacía de todo… Ahora ha cambiado y se trata de darle la vuelta. Son políticos y la cagan porque son humanos. Pero es cierto que se han abierto las ventanas”.

DIBUJOS SOBRE ARENA. Explorando diferentes maneras de plasmar lo que le pasa por la cabeza, Esteban dio con el scratchboard. “Sobre unas tarjetas negras vas rascando y salen el blanco. No sombreas, sino que sale la luz”. A partir de ahí se lanzó también a dibujar sobre arena. “Enmascaras la luz con arena, trabajas con negativos y vas liberando y jugando con esa luz”, explica. Esa técnica le llevó con otro puñado de artistas de distintas disciplinas al teatro Victoria Eugenia, rodeado de cargos políticos, en la gala de presentación de Donostia2016. “Una aventura inolvidable”, dice.

Con arena o en una pancarta, en el formato que sea, cuando dibuja a Esteban se le olvida todo lo demás. Dice que es su “escape de la rutina” y que se trata de “darle color a la vida, que ya es muy gris”. Y dice que dibujar le ayuda a ser feliz, “que ya es mucho decir”.

Komunikabidea: Diario de Noticias

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