Dos kayakistas guipuzcoanos y dos navarros exploran las aguas bravas de Groenlandia

grupo-frente-al-glaciar_minoEl grupo formado por los kayakistas guipuzcoanos Aitor Goikoetxea y Mikel Sarasola, y los navarros Fermín Pérez y Edu Sola han realizado durante los meses de agosto y septiembre una expedición para explorar el suroeste de Groenlandia en busca de ríos de aguas bravas por los que descender.

Los avezados kayakistas volaron a comienzos del mes de agosto a Nuuk, capital de Groenlandia, con el objetivo de explorar una tierra virgen guiados por la intuición de poder encontrar ríos que surgieran del campo de hielo que pudieran ser navegados.

Ningún kayakista se había acercado nunca antes a esa zona debido a las duras conticiones climáticas, la falta de infirmación sobre el entorno y lo inacesible del lugar. Los inicios fueron, por tanto, complicados. Tanto la primavera como el verano han sido muy secos y calurosos este año en esa zona, por lo que los ríos que venían de glaciar iban muy altos y los que no, en cambio, excesivamente secos.

No tenían claro lo que se iban a encontrar, aunque tenían varios ríos fichados, que según los pocos mapas que pudieron conseguir cumplían, a priori, las características necesarias para un buen descenso en kayak.

Una vez allí apostaron por el río más largo de todos, el río Kurssuaq (Río Grande en el idioma Inuit), que nace en el campo de hielo groenlandés y recorre una distancia de 100km hasta morir en un fiordo del océano ártico.

Y el más largo de todos resultó ser, además, un río muy voluminoso y exigente, y uno de más espectaculares del mundo, según relatan los propios protagonistas. El descenso estuvo lleno de altibajos. La exploración de un río tan aislado no es sencilla, ya que te el adentrarse en un lugar desconocido sin saber lo que uno se puede encontrar resulta muy arriesgado, ya que si surgieran problemas en el descenso sería muy complicado lograr vías de escape, por lo que hay que andar con mucho cuidado.

El descenso de este río les llevó un total de 12 días entre trekking de aproximación y el descenso en sí. Tuvieron que portear a la espalda con los kayak y todo el material necesario para la expedición (como comida, tienda de campaña, sacos de dormir, ropa…) hasta alcanzar el nacimiento del río, llegando a cargar con hasta 45kg.

Durante el exigente descenso remaron frente a verticales paredes de los glaciares, surcaron profundos y escarpados cañones, y descendieron enormes rápidos, todo ello en un entorno como es Groenlandia, con temperaturas bajo cero y un agua densa, lechosa, que acaba de deshelar.

Descubrir y descender un río de estas características no es algo muy habitual en los tiempos que corren, donde todo parece estar ya explorado y donde parece casi imposible poder encontrar lugares de esta magnitud. Un impresionante río el que han sacado estos kayakistas a la luz.

Komunikabidea: Deia

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