La mañana más vistosa

Miembros de Agoizko Dantzari Txiki Taldea encabezaron la procesión y bailaron posteriormente la primera danza de las diez del repertorio. (IÑAKI PORTO)

Miembros de Agoizko Dantzari Txiki Taldea encabezaron la procesión y bailaron posteriormente la primera danza de las diez del repertorio. (IÑAKI PORTO)

La mañana del domingo de fiestas se vive desde las primeras horas en Aoiz repleta de actos que llenan la calle Nueva, el entorno de la iglesia de San Miguel y la plaza de la Baja Navarra de música, coro y danzas. Y como es tradición, con invitados de altura, las comparsas de gigantes y cabezudos que acuden a la concentración, y ayer fueron ocho.

Dispuestas en fila, antes de la kalejira, hicieron pasillo a la procesión que salió de la iglesia de San Miguel cumpliendo con el programa, encabezada por los dantzaris más pequeños de la villa, Agoizko Dantzari Txiki Taldea, seguidos de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, txikis y haundis, con los gaiteros Milaur Agoizko Gaitari Taldea. La cruz procesional y San Miguel a hombros de las mujeres de la cuadrilla de la Sarmentera, a las que tomaron el relevo los hombres en el tramo de la calle Nueva esquina con Francisco Ynduráin.

Es ésta parada obligatoria de la procesión en la que participa la corporación municipal. Allí, a la sombra del jardín de casa Resano les esperaba la Coral San Miguel/San Miguel Abesbatza para entonar el saludo Agur Jaunak, dirigido por Aitziber Martxueta al son de la música del grupo de txistus de Angiluerreka Elkartea, con posterior ofrenda floral al santo, tras la que la joven Banda de Música Mariano García cerró la comitiva.

Para la Coral San Miguel el domingo de fiestas es también día señalado. Después de la actuación en la calle, se apresuraron hacia la iglesia para interpretar la Misa de la Vela, de Mariano García, que tiene a su vez otro atractivo: el baile de los gigantes en el interior del templo, precedido por el Himno a las Cortes de Navarra. Urko Dendarieta y Kepa Larrea bailaron un año más el Vals de la pareja de agoizkos, con un largo aplauso como broche final, y lluvia de felicitaciones a la salida extendidas también a los músicos, Juanjo Ventana, Alberto Ibáñez y a Unai Lako, que ocupó posteriormente el banco de autoridades en su doble condición de atabalari y alcalde.

los gigantES. Si bien la pareja de agoizkos toma protagonismo cada año en este día, ayer las miradas se posaban en la pareja de reyes, con sus elegantes vestidos recién estrenados. En Aoiz ya tuvieron oportunidad de contemplarlos días atrás en el homenaje que la comparsa tributó a dos de sus históricos fallecidos este año: José Antonio Itxaso, Katoño, y Paco Arizcuren, Moroto, que dieron mucho tiempo por la comparsa, renovada el año pasado con los txikis y en éste con nuevos fichajes como Iñaki Latasa, Mikel Jaso, Mikel Arcelus y Kiko Sánchez.

Después de su reciente puesta de largo en Aoiz, ayer fueron muchos de los que acudieron a la concentración de gigantes los que comentaban el trabajo de Aitor Calleja, constructor y restaurador de estas grandes figuras, que participó en el encuentro como miembro de la Comparsa Txiki Ezpelur, de Barañáin. Su proximidad al alcalde, Unai Lako, en la obra el Libro de Gigantes de Navarra, hizo que le encargara la restauración, al tiempo que se ha ocupado de elegir las telas para vestirlos. “He repasado sus caras y golpes, y los he vestido en base a los colores anteriores, el verde apagado y el rojo, con complementos propios de las figuras de la época, como la piel en el cuello de la reina y el velo, o la blusa en el plisado del rey”, explicaba satisfecho, a la vez que apuntaba dos nombres propios, los de los costureros, Ana Martínez y Benjamín Ipirua.

Además, Calleja acudió ayer a la concentración de gigantes con cuatro obras propias: las cuatro figuras que forman la Comparsa Txiki Ezpelur: pareja de roncaleses, danzante de Ochagavía y la figura de el Bobo, que destacaba, aunque pequeña, bailada por ocho chavales a los que acompañó Calleja con su atabal.

Con ésta y la anfitriona agoizka, encabezada por los gaiteros de Aoiz, Mikel Beroiz, Félix Cía e Iñaki Petri, el resto de comparsas participantes ayer fueron: Sociedad Nueva Tudela, Lumbier, Espinal, Cáseda, Txantrea y Zusko Konpartsa de Pamplona. En total, cerca de treinta figuras de cartón y madera que viven la jornada como una oportunidad de intercambio, de la que nutrirse para sus respectivas fiestas. Algunas comparsas son asiduas, la más lejana de Tudela, la de la Txantrea, la del vecino Espinal y la de Lumbier, que ayer retomó su presencia renovada, con su presidente Alfonso Balda, el veterano, con 20 años de implicación. “Estas salidas son importantes para todos, y nosotros necesitamos hacer varias para que luego nos puedan devolver la visita y podamos organizar una futura concentración en Lumbier”, argumentaba.

Coincidían todas en que para poder hacer salidas y cambios se precisa más gente, lo que no es fácil. “Ahora somos doce y no podemos quejarnos, hemos sido más y también menos”, recordaba.

Lo cierto es que se acusa el cansancio por la falta de relevo. Ayer en Aoiz, debutaban Víctor Balda y Txus Labairu. Los amigos no fallan. Reclutados por Balda de su cuadrilla, junto a Josemi Martínez, Martín José Pérez y Miguel García, se han animado a sumarse a la comparsa. “Queremos gigantes, pero no hay gente. Estamos toda la mañana con los críos en la calle, y esto es importante para ellos”, expresaba Víctor Balda. “Todo es querer”, añadía Txus Labairu. Recientes los ensayos, aseguraban que lo más difícil es mantener el equilibrio de estas figuras de 50 y 60 kilos, bailadas al son de los gaiteros Daniel Abaurrea, Luis Sancet e Iñigo Klariana.

EUSKAL DANTZA El otro gran atractivo de la mañana del domingo es contemplar las danzas de Angiluerreka, la ilusión de los txikis que se mezcla con el compromiso y el esfuerzo de los jóvenes en una, habitualmente, calurosa mañana. Ayer las sombras de la plaza de la Baja Navarra estaban muy solicitadas para seguir sus bailes.

Fueron en total diez danzas, una por cada grupo, con un repertorio de una hora de duración. Saludo a la Bandera, Txulalai, Ezpatadantza, Makiltxiki, Matelota, Ingurutxo de Iribas, El Ciego y Zuberoako Makildantza, más una coreografía y el baile de La Era al final conjunto.

El día grande de las fiestas de agosto es uno más en la agenda de las actuaciones de los numerosos dantzaris que forman las filas de Agoizko Dantzari Taldea, con edades comprendidas entre los seis años y bien pasados los treinta, que participan en el calendario festivo anual, apuntaba Marta García Vizcay, dantzari veterana y monitora.

Entre danza y danza, al son del grupo de txistus de Angiluerra, los empleados municipales repartieron, según es costumbre, pan, queso y vino, hasta que los gigantes irrumpieron en la plaza para bailar el vals conjunto de despedida. La Txaranga Bilaketa tomó el relevo de gaitas y atabales para amenizar el vermú más concurrido de las fiestas, en una vistosa mañana de gigantes, coral y danzas.

Komunikabidea: Diario de Noticias

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