Voces y danzas llaman a agoizkos de todas las edades

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Los dantzaris de Agoizko Dantzari Taldea llenaron la plaza de la Baja Navarra y bailaron a pleno sol al son de los txistus locales. (OSKAR MONTERO)

Bajo un cielo completamente encapotado, San Miguel salió ayer de la iglesia en procesión por las calles de Aoiz a hombros de mujeres. Asun Beriain, Carmen Germán, Puy Goñi y Teresa Herrera lo llevaron hasta la esquina de la calle Francisco Yndurain, donde tomaron el relevo: Joaquín García, Antonio Alzórriz, Patxi Villanueva y Javier Vidondo, tal y como acostumbran desde hace casi veinte años los miembros de la cuadrilla de La Sarmentera.

Precedido como es habitual de gigantes, gaiteros y dantzaris txikis llegó a la que ya es parada obligatoria y esperada desde hace 15 años donde se encuentra apostada la Coral San Miguel/Abesbatza para brindarle el saludo y entregarle flores. A los primeros sonidos del txistu de Imanol Elizari, se hizo el silencio, y acompañados de Saioa Gamio y Amaia García, los coralistas ofrecieron su Agur Jaunak, dirigidos por Aitziber Marchueta. Tras los aplausos y la entrega floral de Rosa María Cía, seguido de la corporación y de la banda, San Miguel se adentró por las calles más angostas.

A su regreso a la iglesia le esperaba repleta de agoizkos para escuchar la Misa de la Vela, del compositor local Mariano García, que ayer interpretron 35 miembros de la coral, y seguir en directo el baile de los gigantes agoizkos en el interior del templo.

Urko Dendarieta y Kepa Larrea, los jóvenes que ponen pies a la pareja, hacen un verdadero esfuerzo desde hace 11 y 9 años respectivamente, por cumplir con este momentico de las fiestas agoizkas, que cada año atrae a más gente, hasta “que nos quedamos sin sitio sobre todo para dar las vueltas. Las distancias se acortan con respecto a los ensayos”, expresaban todavía sudorosos después de bailar el Vals.

Otros nombres propios destacados en la mañana de ayer fueron los de Alberto y Lander Ibáñez, junto a Juanjo Ventana, los gaiteros de Milaur Agoizko Gaitari Taldea. “Impresiona escuchar la gaita dentro de la iglesia. La gaita es una parte muy importante de la fiesta, y en Aoiz, además, tradición”, opinaban.

DANZAS AL SOL

El cielo se abrió a la hora de las danzas y dejó paso a un sol que elevó la temperatura e hizo que la actuación de los dantzaris agoizkos fuera aún más vistosa. Ochenta miembros de Agoizko Dantzari Taldea se dispusieron en grupos para interpretar una de sus actuaciones más cortas, pero no por ello menos lucida.

Después del saludo a la bandera, salieron primero a escena los txikis, con el Zazpi Jauzi, las neskas, después, con Makil Txiki, todos con naturalidad y divertidos. Tras ellos, el Ingurutxo de Iribas, protagonizado por 30 parejas de diferentes edades, arrancaron los aplausos de la plaza abarrotada.

Jota y Purrusalda, y baile de La Era con los gaiteros de Lumbier cerraron un festival de Euskal Dantza numeroso y colorido, con esfuerzo también de la juventud comprometida aún con evidentes signos de la gau pasa.

Coro, gigantes y danzas, junto a la banda y la Txaranga Bilaketa, lucieron ayer, y llenaron la mañana de las fiestas agoizkas en la que se repartieron en la plaza más de 600 pinchos de chorizo, queso vino.

Komunikabidea: Diario de Noticias

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