Longida de romería a Izaga

IMG_20150517_074016El domingo pasado día 17 de mayo, y coincidiendo en el mismo fin de semana con las fiestas de San Isidro, como suele ser habitual, se celebró la romería a Izaga del valle de Longida. A las 7 y cuarto de la mañana las cruces blancas y las cruces negras salían de la iglesia de Ekai con un día fresco. Es curioso como Longida rodea Aoiz, pero éste no participa en la romería. Eso sí, algunos caminantes y peregrinos de Aoiz se les sumaron, para acompañarles en una marcha, que tomaba carácter familiar. Padres e hijos de la misma saga aferrados a una mezcla de tradición y deporte, llegaron a Villaveta para unirse con los parroquianos de este pueblo, que también portaban sus cruces. Después de los saludos de la mañana, las cruces blancas se besaban y la marcha continuaba para buscar en el señorío de Zuasti a las congregaciones de Aos y Murillo. De nuevo el beso de las cruces blancas que hacía un año no se veían. Ya todos juntos y a buen ritmo, ascendían dejando a la derecha la destruida ermita de San Miguel, a la izquierda el despoblado de Zuza y se preparaban para cruzar el precioso poche de mismo nombre. Bajo los pies del viejo castillo de Legin, que defendió el Reino de Navarra, los cruceros pasaron como habrían hecho sus antepasados durante siglos. Los caminos, los hábitos, las cruces y el peregrinar, invitaban imaginar cómo sería la vida en tiempos ya remotos.

IMG_20150517_073837 - copiaCuando el grupo alcanzó Ardanaz, se procedió como marca la tradición religiosa haciendo exaltación del rezo y alzando las cruces al aire todo lo que dan los brazos. En silencio, la gente del pueblo acompañó en las plegarias. Después, todos tomaron un tentempié para afrontar la subida a la ermita que desde Ardanaz se antoja tan lejana.

Hubo sudores, cansancios y concentración, en la subida que terminó con bien para todos. De la vertiente sur también subieron los pueblos de Idocin y Alzorriz. Después algunos subieron a la cima de la peña, y otros asistieron a misa. Lo que sí hicieron todos juntos fue almorzar y dar buena cuenta de las viandas que se ofrecían. Ya se daba la tarea por finalizada, pero quedaba bajar las cruces hasta Ardanaz, que tampoco resulta tarea fácil. Una vez  en el pueblo, a los pies de Izaga, se dio por conclusa la romería con un fuerte “Ora pro nobis”.

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