Pello Guerra: «El destino ha puesto en mis manos una historia real y apasionante»

pelloguerraEl azar ofreció al escritor Pello Guerra una pista inesperada. Un lector de sus novelas históricas le brindó la veta de la que es su nueva obra, “La Escondida. Una revolución entre cañas de azúcar”. El literato navarro aparca temporalmente las vicisitudes del Reino de Navarra para viajar al México revolucionario de comienzos del siglo XX en compañía de una familia de emigrantes y de hacendados vascos, atrapados en una época turbulenta.

La nueva novela supone un giro en la temática habitual de sus obras. ¿Por qué este cambio?

En esta ocasión he abandonado mi «hábitat natural» porque el destino ha querido poner en mis manos una historia real y apasionante. Se trata de la aventura que vivió en México un grupo de emigrantes vascos que trabajaba para un imperio económico fundado también por vascos y que se vio envuelto por el huracán de la Revolución mexicana. Era una odisea demasiado tentadora para un escritor siempre interesado por nuestro pasado.

La propia gestación de la novela es una aventura…

Efectivamente. Un lector de Gasteiz, Javier Castro, se puso en contacto conmigo para hacerme llegar documentación sobre las peripecias de sus bisabuelos en México, por si me podía interesar para escribir una nueva obra. Junto a ella aparecía la historia de los bisabuelos de Javier Berecochea, descendiente de un navarro de Ziga que también trabajó en la hacienda azucarera La Escondida, radicada en la ciudad de Tepic, estado de Nayarit. Me la hizo llegar desde China, donde entonces trabajaba Castro, y me picó tanto la curiosidad que la devoré en un par de días. Todo lo que recogían aquellos folios enviados desde el Extremo Oriente era impresionante y, desde el primer momento, tuve claro que era un afortunado por poder novelar las peripecias de esos aguerridos vascos.

¿Qué le atrapó de esta propuesta?

La lucha por la supervivencia. Los vascos que protagonizan esta historia se liaron la manta a la cabeza y cruzaron el Atlántico a principios del siglo pasado para ganarse la vida. Y cuando parecía que todo les sonreía, se encontraron inmersos en la primera Revolución de esa centuria, que amenazaba el modo de vida que habían conseguido labrarse en América. Tuvo que ser todo un choque de emociones y sentimientos compartir hasta cierto punto las reivindicaciones revolucionarias y, al mismo tiempo, ser conscientes de que esa corriente podía acabar con todo lo que habían conseguido con tanto esfuerzo.

Por lo tanto, seguimos estando ante una novela de corte histórico, basada en hechos y personajes reales…

Efectivamente, lo que he hecho ha sido novelar la historia de Marcelino Guinea, Antonia López de Arana, sus hijos y varios vascos que fueron a trabajar para la Casa Aguirre, un imperio económico levantado por vascos en la costa occidental de México. Las circunstancias hicieron que llegaran a vivir y sufrir en sus propias carnes la Revolución mexicana y que, en medio de esa vorágine, llegaran a conocer al general y futuro presidente Álvaro Obregón y a Rafael Buelna, otro caudillo revolucionario, menos conocido pero muy importante en aquel momento.

El argumento discurre ante un trasfondo netamente político: la revolución, las luchas agraristas, los intereses de la oligarquía… en definitiva, los vaivenes de un periodo turbulento que atrapan a una familia emigrante.

Sí, les tocó vivir un momento muy intenso. La Revolución mexicana supuso la eclosión del movimiento agrarista que propugnaba el reparto de la tierra y a nivel industrial, fueron surgiendo los primeros sindicatos y se empezó a celebrar el Primero de Mayo. La lucha de clases que encierra la Revolución les pilla en medio, ya que estos vascos, en el fondo, no dejan de ser trabajadores, pero también son la élite dentro de ese estrato social, ya que están muy vinculados a los oligarcas del estado de Nayarit.

La emigración forma parte indisociable de la historia de los vascos. ¿Puede resultar familiar para los lectores una historia ambientada en América? ¿Usted mismo tiene experiencias de ese tipo?

Sin duda, ya que muchos de nosotros tenemos familiares que en su día emigraron al Nuevo Mundo para ganarse la vida. Muchos de ellos regresaron y sus historias siguen muy presentes en sus familias. Y de aquellos que no volvieron se conservan cartas, fotografías antiguas y demás. En mi caso, yo tengo familiares en Puebla, a los que conseguí localizar a través de Internet, y su historia guarda muchos paralelismos con la aventura que recoge esta novela.

También encontramos diferentes perfiles de vascos en América: los hacendados, los trabajadores…

En la novela tenemos a la Casa Aguirre, el imperio levantado por unos vizcainos en la costa occidental mexicana. A partir de oficios marineros que les llevaron a América, los Aguirre fueron capaces de llegar a contar con innumerables posesiones en el estado de Nayarit, que iban desde haciendas ganaderas hasta industrias textiles y de producción de azúcar. En esas haciendas trabajaban principalmente mexicanos, pero desde Bilbo se contrataba a vascos para que se encargaran de supervisar esos trabajos en tierras aztecas. Eran sus personas de confianza.

¿Supone esta novela abandonar su habitual línea de novela histórica en torno al Reino de Navarra?

Digamos que ha sido un paréntesis con el que he disfrutado mucho. Me ha encantado escribir sobre una época tan cercana y con tanta información a mi disposición. Sin embargo, en mi cabeza bullen nuevos proyectos con los que retomar historias relacionadas con el Viejo Reino. De hecho, ya estoy maquinando nuevas aventuras para el capitán Juan de Jaso, dispuesto a defender la Navarra independiente del siglo XVI.

Komunikabidea: Gara

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