Aibar vivió ayer una intensa jornada por el derecho a estudiar y a vivir en euskera en toda Navarra, y desde primeras horas de la mañana se escuchó la lingua navarrorum por sus empedradas calles hasta la plaza abarrotada. Los cinco parkings habilitados por el Ayuntamiento para el evento se completaron antes de las doce del mediodía, lo que arrojó un resultado cercano a las tres mil personas.
“Estamos muy satisfechos porque es la primera vez que hemos apostado por esta zona y todo el programa se ha hecho con oibartarras que se han volcado en la fiesta”, recalcaba con cierta emoción, Aiora Epelde, del colectivo Sortzen organizador del evento. Visiblemente emocionado, también, dirigió su agradecimiento a los suyos y a todos los allegados el alcalde, Pedro Lanas, junto al concejal, Imanol Ibero, uno de los jóvenes en los que ha recaído el peso de la organización. “Ha sido un placer recibir y celebrar esta fiesta, pero exigimos ya respuestas por el derecho a estudiar en euskera sin discriminación”, instó al Gobierno.
Sus palabras fueron seguidas por un público de todas las edades, de la zona, de Pamplona y sus alrededores, de Olite, Tafalla, de los valles de Salazar y Roncal, en una mañana de elevadas temperaturas, en la que hubo que buscar la sombra.
La experiencia de Aibar en la acogida de grandes eventos y el respaldo incondicional de los euskatzales de la comarca permitió la elaboración de un extenso programa de actos en el que participaron un buen número de colectivos que arrimaron el hombro sin escatimar esfuerzos; mención especial dedicaron los organizadores al colectivo casedano.
compromiso Mayores, jóvenes y txikis. Tres generaciones de la localidad desfilaron por el escenario y dieron lo mejor de sí mismos: el coro mendi Txuri, la Coral Aritza, la txaranga, gaiteros, comparsa, acordeonistas y Kantuz, compartieron escenario con los danzantes de Ochagavía y los gaiteros de Lumbier, también el zanpanzar. El grupo de danzas Rocamador de Sangüesa hizo corro popular; los gigantes y los gaiteros de Aoiz junto a la comparsa local arrastraron con ellos a los más pequeños. Unos y otros se congratularon de tomar parte en un día festivo, de los que hacen comarca, pero sobre todo reivindicativo de los que hay que apoyar sin dudarlo. “Es la primera vez que trabajamos en un día tan grande, pero estamos muy contentos de hacerlo por el euskera”, expresaban los jóvenes Urko Labai y Maialen Burguete, mientras controlaban la entrada hacia los aparcamientos. En la plaza, cuadrillas de la zona repartían vino y txistorra.
De Tafalla y Pamplona, Santi Sádaba, Asun Aierra y su cuadrilla se unieron al animado Kantuz de la comarca. “Es un día precioso en el que no falta nada, y todo está muy bien organizado, desde los aparcamientos, hasta los pinchos y el vino. Llevamos más de treinta años peleando por el euskera. ¡Ya está bien!”, denunciaban.
La quinta edición de la fiesta de los pueblos no vascófonos fue un éxito de participación y ambiente. “Lo peor de la fiesta es tener que hacerla”, a firmaba convencido Luis Burguete. En torno a su lema: Euskara josten hari gara! (¡Coser el pueblo del euskera!), miles de euskaltzales celebraron la fiesta sin olvidar su cometido: lograr el derecho a euskaldunizarse en la escuela, y seguir trabajando por cambiar una realidad impuesta que hace desiguales a los pueblos y a sus habitantes.
Kazetaria: Marian Zozaya
Komunikabidea: Diario de Noticias