Expedición Manaslu: Campo Base (18/09/2013)

Los últimos metros se hacen interminables, el Campo Base, mi corazón palpita entre lo racional de la falta de oxigeno y la pendiente, y lo sentimental. Una explosión de sentimientos afloran, y una vez más, ya trece expediciones, es como la primera. Llegar al campo base es un sentimiento único, te ves desnudo de historias terrenales y banales, aquí rodeado de montañas altas y glaciares, de avalanchas continuas, cascadas de agua y hielo, te ves indefenso y chiquito, a la vez eres  más sentimental. Me considero un privilegiado por poder estar aquí, ahora, en la morada del Manaslu, sintiendo su gran energía y fuerza, en una palabra es un  “éxtasis”. Todos los que hemos comprobado esta experiencia no la abandonamos a pesar de los sinsabores de perder amigos, de las grandes incomodidades que requiere, ya sea de índole pecuniario, de sufrimiento, de frío, de altura y “sin cumbre”, a pesar de todo, se vuelve. Es amor hacia estas montañas, que como un inmenso imán nos atraen y nuestra benditas familias sufren por esto, a ellas un gran homenaje, lo sufren de esta nuestra pasión, pero como también sabemos hasta donde podemos llegar, la cumbre  no lo es todo, sino se puede pues… para abajo, un poco decepcionados, pero contentos sabiendo que podremos volver.

Así, después de siete horas desde Sama-Gaon, llegamos al campo base, con dolor de cabeza, como siempre, una sensación de resaca, comemos, cenamos… el pelos tuvo un poco más de reseca, y hoy hemos descansado y repartido las cargas para los campos I y II.

Mañana subiremos al campo I y esto ya ha empezado…

Desde aquí doy un  inmenso abrazo a nuestras familias, con amor y cariño, se lo merecen, besos, agur.

Crónica: Iñaki

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