Domingo Elizondo Cajén es uno más de los muchos navarros que hoy prácticamente nadie conoce y que, sin embargo, tuvo unas actuaciones extraordinarias. Nació en Aribe en 1848 y muy joven, con 18 años, emigró a Argentina, como muchos de la época, donde se hizo rico. Volvió con 40 años, en 1888, y en vez de construirse un palacio en su pueblo, como solían hacer los indianos que volvían con dinero, puso en marcha un conjunto de actividades que transformaron completamente la cuenca del Irati. A principios del siglo XX creó la sociedad El Irati S.A., con la que desarrolló sus iniciativas empresariales. Ya en Pamplona tuvo dos hijas, cuyas familias continuaron sus iniciativas. En 1928 fue nombrado Hijo Predilecto de Navarra por la Diputación y Adoptivo de Pamplona, por el Ayuntamiento. En cambio, rechazó el título de marqués del Irati que le había ofrecido Alfonso XIII. Falleció en 1929.

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