Sábado, 16 de abril. Otra vez en Lukla, punto de partida del trekking. Nuestras sensaciones son otras, esas emociones iniciales hacia lo desconocido ahora se han convertido en paisajes, vivencias y recuerdos que guardaremos para siempre.

Hemos bajado deprisa, ya que las ganas de reencuentro con el resto del grupo nos empujaban hacia abajo. Conforme descendíamos hemos visto cómo cambiaban los paisajes, de montañas nevadas hemos pasado a valles con inmensos bosques, los cultivos son más variados, los pueblos son más abundantes con bonitas casitas decoradas con flores y alguna huerta, ¡la primavera sigue su marcha! El tráfico no rodado también ha cambiado, de yaks hemos pasado a burros, muuuchos muuuchos burros y muchas muchas personas que suben hacia el campo base.

Lo mejor de la bajada ha sido el reencuentro con un montañero loco que con pañuelo rojo al cuello volaba hacia sus queridas montañas. Aunque te hubiéramos querido retener con nosotros, con esa cara de alegría que subías te hemos dejado marchar a cumplir tus sueños. Cuídate mucho.

A la noche hemos tenido fiesta de despedida de guías y porteadores. Nos han deleitado con su querido Dalbath (arroz con verduras, carne y lentejas, todo bien especiado). Fiestón fiestón no ha sido, nos guardamos para la vuelta, que de organizar y disfrutar de juergas, ¡mucho mejor las de casa!