La importancia del entorno.

Hoy, martes, 5 de abril, hemos salido de Nantse Bazar para subir un pequeño monte encima justo del pueblo. Desde este punto, nos hemos topado cara a cara con la grandeza del Amadablan y hemos gozado con la boca abierta del increíble panorama. De ahí, nos hemos dirigido al bonito pueblo de Kunyu 3800 m., en el que hemos visto cómo los/as nepalís sembraban patata y visitado su colegio Edmund Hilari. Me he sorprendido gratamentente por la gran cantidad de niños-jovenes, muy bien vestidos, y nos han regalado unas sonrisas de oreja a oreja. Después de la mañanera, hemos vuelto poliki poliki (vistari-vistari en idioma sherpa) a Nantse.

Me he dado cuenta que este acojonante paisaje, me transmite una calma, una alegría y un bienestar interior que hacía mucho que no sentía. Al caminar a esa marcha lenta y parsimoniosa, el disfrute de este impresionante regalo es aún mayor. Esta gente de la montaña (en contraste con la locura de Katmandú) te contagian su tranquilidad para todo lo que hacen y su amable sonrisa. Parecen decirte con la miranda: tranquilo, no hay prisa, disfruta de todo poco a poco, saboréalo.

Mis compañeros/as de viaje y yo parecemos niños con zapatos nuevos, con los ojos bien abiertos ante lo que tenemos delante, felices, haciendo lo que nos gusta y poniendo lo mejor de nosotros/as mismos/as en la convivencia. Estos momentos de calma, de risas, de afecto entre nosotros me está dejando en el alma un regusto cojonudo.

Lugares mágicos y gente buena alrededor. En este entorno nos estamos moviendo, tocando casi el cielo en todos los aspectos. Muxu denoi.