La ginebra del atardecer que nació en Aoiz
Afterglow es el momento exacto en el que muere el día y comienza la noche. Cuando el crepúsculo resplandece con toda su fuerza y el cielo se tiñe de rosas y naranjas antes de apagarse. O, según se mire, encenderse de nuevo, esta vez cargado de estrellas y de mil posibilidades por delante. Este término describe a la perfección el espíritu con el que nació esta ginebra. Por eso ese es su nombre: Afterglow. “La energía de ese instante al final del día en el que el sol va desapareciendo y uno reflexiona sobre lo vivido, esa satisfacción por el camino recorrido, esa mirada a lo mucho que nos queda por vivir, esa oportunidad de volver a empezar. Eso es Afterglow para nosotros”, expresa Javier Imízcoz, uno de sus dos creadores.
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