Subida al Monte Perdido. Ascenso por la escupidera y descenso por la ruta de las escaleras. Koki, Koldo, Gorka, José Mari, José Manuel, Idoia, Karlos y Rubén.

No se me ocure mejor comentario, que esta lechuga que no es de mi huerto, es del de mi prima Idoia.

Monte Perdido. Estado de ánimo actual: a tope. Tengo mis dudas acerca de lo que es la felicidad; creo que eso depende de lo que tú esperes que te dé la vida; yo no espero demasiado y creo que me conformo con poco; para mí es una manera de no sufrir. Ya sabes… si no esperas mucho, a nada que recibas tan contento. Bueno, pues ayer rocé esa felicidad o por lo menos me acerqué mucho. Hicimos cima en Monte Perdido; fue un momento sublime. Casi, casi me echo a llorar. Creo que cuando te mueres tienes que estar en un sitio parecido; rodeado de nubes, de montes y por supuesto de buenos amigos… Hoy me duele hasta el dedo pequeño del pie pero no me importa. Me siento tan llena de esa felicidad tan ansiada que soportaría ese dolor mil veces más. Por eso quiero agradecer a mis “compañeros de cordada” el poder sentirme hoy así de bien y de “llena”; soy una persona muy afortunada. También sé que estos momentos mágicos son muy efímeros y por eso quiero agarrarme a ellos tan fuertemente como pueda. No sé como me encontraré mañana pero si algo tengo claro es que hoy estoy viviendo el momento y además al máximo… y eso, eso es todo una arte; qué suerte la mía, ¿eh?

Bideoa: Rubén

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