Tras los pasos de Roma en el Pirineo navarro

Varias personas transcurren por un trazado de calzada romana recuperado recientemente en el valle de Arce para su disfrute. Aranzadi

“La primera gran red de comunicación que con conciencia de globalidad tuvimos en Europa fueron las calzadas que el Imperio Romano diseñó, construyó y mantuvo a lo largo de varios siglos, de Germania a Hispania. En torno a las calzadas, surgieron nuevas poblaciones e infraestructuras, cambió la vertebración de los territorios, y ya nada volvió a ser igual”. Así introduce Juantxo Agirre Mauleón, secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el último trabajo realizado en torno a la calzada romana del Pirineo.

Burguete acogía esta semana la presentación de un libro de 204 páginas editado por Aranzadi y titulado ‘Jornadas sobre las calzadas romanas en la antigüedad’. Recoge artículos científicos sobre estas vías de comunicación ligados a las jornadas que, con el mismo nombre, se celebraron en la citada localidad en julio de 2013. Y en esta obra se exponen, además, los resultados de las investigaciones sobre la calzada romana del Pirineo que el equipo de Aranzadi ha acometido en los últimos años. Unos estudios que, además, han cuajado sobre el terreno, a nivel de excavaciones y de recuperación, como por ejemplo sucedía este otoño en el valle de Arce, donde el Ayuntamiento acondicionaba para el disfrute de turistas y deportistas el trazado de 26 km de calzada.

Juan Mari Martínez Txoperena, socio de Aranzadi de 73 años y natural de Espinal, es, junto con Rafael Zubiria Mujika, uno de los principales investigadores de esta materia. Tras descubrir in situ desde 2011 hasta seis miliarios (grandes piedras que marcaban distancias junto a las calzadas) en terrenos de Zandueta, Espinal (Mugarriluze) y Roncesvalles (Ibañeta), y recorrer mucho monte, han logrado definir el trazado original de unos 90 km de la vía hacia Caesaragusta (Zaragoza) procedente de Aquitania (Francia), que superaba los Pirineos por Valcarlos y el puerto de Ibañeta, y discurría hacia el sur por el valle de Arce, Lumbier y Sangüesa.

El trazado identificado va desde Campo Real, en la muga entre Sangüesa y Aragón, hasta Donazaharre/Saint-Jean-le-Vieux (Francia). Un recorrido que viene confirmado, además, por el hallazgo de yacimientos romanos a su paso tanto en Arce como en Espinal-Burguete, que están siendo excavados.

“Siempre se había dibujado la calzada que cruzaba los Pirineos subiendo por Esteribar y Erro, pero lo cierto es que no se daban ahí las condiciones que preferían los romanos, especialmente al haber dos grandes puertos, los de Erro y Mezkiritz. Miramos mucho esa zona sin hallar nada. Por el contrario, la calzada que sube por el valle de Arce tiene una pendiente más moderada y regular (desnivel medio del 2,7%)”, explica Txoperena.

Así las cosas, considera en base a sus investigaciones, que se plasman en el citado libro, que “en realidad la calzada Astorga-Burdeos (la Iter XXXIV) iba desde Pamplona hasta Ekai de Lónguida, y subía por Arce hasta pasar a lo que hoy es Francia por Ibañeta”.

PASEAR POR LA CALZADA

Definido ya el trazado, ahora llega la hora de pasar a la acción, y el Ayuntamiento del valle de Arce ha sido el primero, recuperando 26 km de trazado que van desde la muga entre Olaberri (Lónguida) y Zazpe (Arce), al sur, a la muga entre Lusarreta (Arce) con Mezkiritz y Espinal (Erro), al norte.

A través de s y la empresa Natura se ha procedido a desbrozar y a señalizar la calzada, a la que se puede acceder también desde poblaciones como Nagore, Zandueta, Úriz, Urdíroz o Saragüeta. Además de la señalización sobre el terreno, se ha habilitado una aplicación para smartphones dando a conocer el tramo de la calzada y el patrimonio de la zona.

El proyecto ‘Por la calzada romana del Pirineo’, con una inversión de 46.000 euros, ha sido financiado al 70% por el Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020 a través de Cederna Garalur. Se enmarca en un convenio impulsado desde 2011 por Aoiz, Lónguida, Arce, Erro, Burguete, Roncesvalles y Valcarlos, junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi y otras entidades científicas, en torno a la calzada. Según destacan desde Cederna, “se trata de un importante proyecto de turismo verde y cultural”, y “supone un importante salto cualitativo pues se aúna investigación, conservación y puesta en valor turística”.

La calzada se habría construido hacia el siglo I a.C. y tiene entre 6 y 8 metros de ancho. En parte, el trazado se siguió empleando durante siglos. “Va por la solanera a su paso por el valle. Eso lo tenían muy presente los romanos”, explica Txoperena. “Había mucha vegetación y se ha limpiado a fondo. No obstante, hay que reseñar que el recorrido no es 100% el original, pues a veces lo que era calzada coincide con propiedades privadas o la carretera actual, como pasa entre Nagore y Úriz”, indica.

Considera “un sueño hecho realidad” que se pueda transitar por ella. “Ahora hay proyectos para ampliarla por el sur, del aserradero de Ekai y Aoiz hasta Zazpe, y por el norte, hasta Roncesvalles”.

TERMAS EN ARCE

Por su parte, este verano se volvió a excavar en el yacimiento romano próximo al Palacio de Arce. Aranzadi tuvo apoyo del departamento de Cultura, Ayuntamiento de Arce y la CHE. Además de prospecciones geofísicas, se abrieron 5 catas y se recuperaron fragmentos de cerámica romana, hallándose restos de un edificio con hipocausto, un sistema de calefacción del suelo. “Parece confirmarse que se trata de una mansio al servicio de la calzada, para atender al viajero, y que contaría con unas termas. Se ha hallado opus caementicium (hormigón romano) como el que se empleaba en edificios del estado”, indica Txoperena.

Komunikabidea: Diario de Navarra

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