Irurtzun cita a los joaldunak

El sonido de los cencerros se adueñó ayer de las calles de Irurtzun. Y es que esta localidad acogió el Joaldunen Eguna, una fiesta que reunió a 140 joaldunak llegados desde distintos puntos de Euskal Herria. Lamentablemente, no estaban los de Ituren y Zubieta, las dos localidades navarras que han mantenido esta tradición que muchos otros han recogido después. “Somos una treintena de grupos, desde Tudela hasta Baiona. Hay de todos los herrialdes menos de Zuberoa” explicó Josu Royo, de Iskidi Taldea, el grupo de joaldunak de Irurtzun organizador de este encuentro junto con Euskal Herriko Joaldunen Biltzarra.

De esta manera, Iskidi quiso celebrar su décimo aniversario desde que surgió del grupo de danzas Orritz con el objetivo de dar un paso más en la promoción de la cultura vasca. En la actualidad lo conforman unas 14 personas. A la fiesta de ayer se unieron antiguos integrantes, llegando a 18. Tampoco faltaron los muñecos mitológicos de Iskidi, aportando más color si cabe a este espectáculo visual pero sobre todo sonoro.

Dicen que el sonido ancestral de los cencerros despierta a la naturaleza y ahuyenta los malos espíritus. Después de un largo y crudo invierno, y en estos tiempos de crisis que corren que han golpeado especialmente a Sakana, este ritual cobró ayer especial significado.

KALEJIRA SONORA

Antes de las seis de la tarde los joaldunak ultimaban los preparativos en el exterior del polideportivo. Era necesario sujetar bien los cencerros a la cintura para evitar luego dolor de riñones. Después, y en columna, los joaldunak recorrieron las calles de Irurtzun haciendo sonar bien fuerte los cencerros al unísono al andar, tarea que no era fácil.

La indumentaria cambiaba poco de un grupo a otro, variando la manera de llevar el narru, a la cintura como en Zubieta o cubriendo los hombros cómo lo hacen en Ituren. Todos vestían enaguas de puntillas, abarcas, pañuelos de colores al cuello, gorros cónicos con cintas, hisopos de cola de caballo sin faltar dos cencerros de gran tamaño a la cintura.

Los sonidos de los cencerros dieron paso después a la percusión africana con el grupo de Irurtzun. Tras recuperar fuerzas en una cena con zikiro como plato principal que reunió a 160 comensales, la fiesta continuó hasta la madrugada con música de romería a cargo de Kiki Bordatxo y después ritmos variados con DJ Bulli.

Desde la organización se mostraban satisfechos de la respuesta obtenida por los grupos de joaldunak a este encuetro, el más numeroso de las diez ediciones celebradas. “Ha sido posible gracias a la implicación de diferentes colectivos como Orritz, Pikuxar Euskal Txokoa, Iratxo, Aizpea, el Ayuntamiento de Irurtzun y el Consejo de Cultura” explicó Royo. La próxima cita será el año que viene en Plentzia.

Testua: Diario de Noticias
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